El consumo de animales salvajes, centro de las críticas.
photo_cameraEn China es habitual la venta de animales salvajes en mercadillos.
Jesús Centeno – ATLANTICO - 08/feb./20
Son muchos los chinos que todavían creen en los supuestos aportes nutritivos de especies exóticas como los murciélagos o la cobra, cuya venta está prohibida desde la crisis del coronavirus
Muchos chinos creen todavía en los supuestos aportes nutritivos de especies exóticas como murciélagos, cobra o tigre, cuya venta fue temporalmente prohibida en el país asiático tras la crisis del coronavirus. Pero cada vez son más las voces en China que piden que este veto sea definitivo. Las autoridades decretaron a finales de enero la suspensión del comercio de animales salvajes tras considerar que el origen del brote se encuentra en la mutación de un virus procedente de uno de los ejemplares -el pangolín, según los últimos estudios- que se vendían en un mercado de marisco de Wuhan, en el centro del país.
Allí, además de pescado, se traficaba de manera ilegal con carne de rata, pavos reales, liebres recién sacrificadas y hasta cocodrilos, atestiguan fotografías compartidas en las redes sociales chinas. Hasta que cese la epidemia, la directiva del Gobierno prohíbe cualquier forma de venta de animales silvestres en mercados, supermercados, restaurantes y comercios electrónicos, y ordena la puesta en cuarentena de sus criaderos.
Pero esto no es suficiente: científicos, medios de comunicación, asociaciones civiles y particulares chinos han alzado su voz para pedir regulaciones permanentes, específicas, así como información más transparente para los consumidores y campañas de concienciación que frenen su comercio y consumo. A sus ojos, se trata de una práctica nociva que, además de problemas sanitarios, crea un ingente mercado negro.
Lagunas legales
"Según la ley china, el comercio de algunos animales salvajes está vetado desde hace décadas, pero no hay regulaciones específicas al respecto. Hay muchas lagunas legales y muchos acaban lucrándose sin haber infringido la ley", comenta Cathy Cao, investigadora de la ONG Informe de Desarrollo de China.
Según Cao, el Gobierno chino sí realizó numerosos esfuerzos para abordar problemas de seguridad alimentaria, pero los resultados siguen siendo preocupantes: "No está clara cuál es la definición de animal salvaje, ni cómo rastrear o regular su compraventa de forma práctica", asegura. Muchas veces las regulaciones quedan en manos de las autoridades locales, a lo que se suma otro obstáculo: que los consumidores no disponen de información sobre lo que conlleva comprar en este tipo de mercados, denuncia la investigadora.
"Son necesarias regulaciones en las cadenas de suministro. El consumo de carne fresca forma parte de la cultura china y eso no va a cambiar. Pero la gente debería ser más escéptica y preguntarse de dónde vienen esos animales", señala Cao, que pide medidas para que su comercialización, al menos, cumpla con normas básicas de higiene e inocuidad alimentaria.
Muchos otros van más allá y en artículos viralizados en las redes sociales reprochan a quienes consumen estas especies: "¿Cómo puede comer murciélago? ¡Son el reflejo de la muerte! Aprecie la vida y diga no", dice el doctor Fanxing en un post desde su cuenta de Wechat que acompaña de fotografías del quiróptero servido en sopa.
Sopa de murciélago
"Sé consciente de la naturaleza o serás castigado", dicen otros usuarios, quienes sin embargo dejaron claro que la ya famosa sopa de murciélago no es ni mucho menos un plato popular en Wuhan.
En muchos restaurantes, especialmente en el sur, estos animales no aparecen en los menús, y es a través del boca a boca o mediante páginas de Internet que los interesados descubren en qué establecimientos se pueden encontrar. n