Árboles de la Biblia.
El gran sicómoro · Autor: Wikimedia
"El Creador dio instrucciones concretas a Adán y Eva sobre ellos: si se comía del uno no se podía comer del otro. Ya sabemos lo que pasó..."
La naturaleza, en todo su esplendor y variedad, inunda toda la Biblia. Sólo vamos a fijarnos en el Reino Vegetal, y, de éste en algunos árboles concretos.
Los árboles míticos
Me refiero a los árboles plantados por Dios en el Paraíso, en concreto, dos: El Arbol de la Vida y El Arbol del conocimiento del bien y del mal. Estaban en el centro del Jardín. El Creador dio instrucciones concretas a Adán y Eva sobre ellos: si se comía del uno no se podía comer del otro. Ya sabemos lo que pasó: desafiamos su mandato, quisimos ser dioses y… perdimos el Paraíso (Gen.2,9ss).
El olivo (Olea europea)
Es el primer árbol real que se menciona en la Biblia. Cuando bajaron las aguas del Diluvio, Noé abrió la claraboya y, finalmente, a los siete días soltó una paloma, que regresó con “una hoja verde de olivo en el pico”; comprendió que el Diluvio había terminado y que Dios hacía la paz con el género humano. Desde entonces la paloma con el ramo de olivo en el pico se convertiría en símbolo universal de paz. Hay otro lugar en el N.T. en que los olivos del Huerto son testigos de la agonía y oración de Jesús. Lo cuentan los cuatro evangelistas. Cuando ahora se visita ese santo lugar dicen que los olivos que hoy se ven son, al menos, retoños de los que estaban allí aquella noche de angustia (Gen.8,11/Mt.26,36 s).
En España hay cerca de tres millones de olivos.
La vid (Vitis vinífera)
“Noé era agricultor y fué el primero en plantar una viña”. Las consecuencias ya las sabemos: el vino estaba bueno, la borrachera y la desnudez… En muchos lugares más aparece en la Biblia, como en el bellísimo canto de Isaías sobre la viña de su amigo, el indignante episodio de La viña de Nabot… Hasta que Jesús mismo nos propone la alegoría:” Yo soy la vid y vosotros los sarmientos” (IRe.21/Is.5/Juan,15,5). La viña más antigua que se conoce parece que está en Maribor (Eslovenia).
La acacia (Acacia spp)
El Arca de la Alianza estaba hecha de madera de acacia y lo mismo la mesa portátil. En el juicio contra la casta Susana el primero de los ancianos interrogado por Daniel afirmó que la había visto yacer con un hombre debajo de una acacia. Como el siguiente dijo que los había visto debajo de una encina, Daniel los puso en evidencia y toda la asamblea los condenó, liberando a Susana (Ex.37/Dan.13,45ss.)
La encina (Quercus ilex)
“El Señor se apareció a Abraham junto a la encina de Mambré”. Fue entonces cuando se le anunció que iba a tener un hijo, mientras Sara se reía. Se considera que es la más antigua revelación de la Trinidad (Gen.18). El santo pintor de iconos, Andrei Rubliev, pintó la escena. Su pintura se expone en la Galeria Tretyakov de Moscú.
La palmera (Phoenix dactilifera)
Es la más abundante por tierras de Oriente Medio y ha sido testigo de muchas historias de la Biblia, desde los oasis en la travesía del desierto hasta la hermosa Jericó, un estallido de vida casi al borde del Mar muerto. Debajo de su palmera se sentaba Débora, la profetisa, mujer de Lapidot, y los hijos de Israel subían allí a juicio. El Salmo compara al Justo con la palmera que, incluso en la vejez seguirá dando fruto. Sus hojas tenían múltiples aplicaciones, desde hacer de techo de las casas humildes, hasta alfombrar el paso de los personajes importantes, como Jesús en su entrada triunfal en Jerusalén (Jue.4,4 /Salmo 92/Juan.12,13). Existen unas 2.500 especies de palmeras. Las que tenemos en la Plaza de Amboage de Ferrol pertenecen a la especie Phoenix canariensis.
El cedro del Líbano (Cedrus libani)
Siempre ha sido símbolo de grandeza y hasta de altivez. Su madera, que no se pudre ni corrompe fue empleada para la construcción del Templo. Hiram de Tiro ya era amigo y aliado del rey David, y lo siguió siendo de su hijo Salomón. Cuando éste comenzó la construcción del Templo, Hiram se comprometió a suministrar la madera de sus cedros, mientras que Salomón se obligaba a alimentar al pueblo del norte, se supone que con grano principalmente.El cedro del Líbano aparece unas setenta veces en la Biblia con distintas aplicaciones. 1Re.6,18/Cant.5,15/Sal.29,4-5/Ez.17,24/,etc. Sus bosques han sido saqueados a lo largo de siglos, por ello se encuentra en vías de extinción. Los que tenemos en Amboage son cipreses del Himalaya.
El sauce (Salix babylonica)
Llamado también sauce llorón, porque sus ramas, delgadas y flexibles suelen doblarse hasta tocar el suelo. Crece sobre todo cerca de las corrientes de agua. Durante el exilio los babilonios les pedían a los hebreos que les cantasen canciones de su tierra, pero éstos se negaban a cantar a Sión en tierra extraña: preferían el llanto al canto (Sal.137 (“Super flumina”). Existen más de 400 especies, desde el herbáceo, que ronda los 6 cm., hasta el sauce negro americano, que puede alcanzar los 35 metros.
El ciprés (Cupressus sempervirens)
Se asocian frecuentemente a los cementerios, aunque su figura fusiforme pueden verse en otros lugares muy vivos, p.e.: en las villas que bordean los lagos italianos o en la Toscana….Forma parte del paisaje mediterráneo en general. En Palestina es muy frecuente: Se le ve ascendiendo el Monte de los olivos, en la carretera de Jerusalén a Jericó en las escarpadas rocas de S. Jorge de Kosiba, y en otros muchos lugares. Su madera la empleó Noé para construir su Arca y, si el Lignum Crucis de Liébana es auténtico, también la Cruz hubiera sido de ciprés, lo cual sería muy significativo (Gen.6,14). En España quizá el ciprés más famoso es el de Silos, cantado por: “Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza...”.
El almendro (Prunus dulcis)
La más hermosa de las que comúnmente llamamos “frutas de hueso” Es la primera en florecer apenas despunta la primavera, cubriendo de blanco o de rosa los valles. Muy apreciado en repostería y con aplicaciones medicinales. Procede del Asia central y se extendió por el Mediterráneo. En España lo introdujeron los fenicios hace más de dos mil años. En la Biblia está asociado a la vigilancia en el lenguaje de los Profetas y Salmos (Jer.1,11-12). En la iconografía cristiana la figura del Cristo Majestad viene frecuentemente enmarcada en una mandorla (italiano de almendra).
La higuera (ficus carica)
Es un árbol humilde y dulce. Casi se queda en arbusto. Aparentemente nadie lo planta y aparece en rincones, al lado de tapias… Sin embargo, es una de las primeras plantas cultivadas por el hombre. En el valle del Jordán aparecieron fósiles de higos del s.X a.C. Adán y Eva se taparon con hojas de higuera cuando se sintieron desnudos. Con el paso de los siglos se convirtió en el árbol de la abundancia y la prosperidad, por su sombra y la exquisitez de sus frutos. En el N.T. aparece por primera vez cuando Jesús busca fruto en ella y no lo encuentra, condenándola a secarse, como símbolo de la esterilidad espiritual. En otro momento el Maestro se refiere a ella cuando sus brotes anuncian la primavera (“los signos de los tiempos” ). Natanael fue visto bajo la higuera antes de que. Tiene muchas cualidades medicinales como antiséptico, carminativo, problemas gastro- intestinales, diabetes, en forma de emplasto para curar abscesos y heridas… Los árabes la usan para el dolor de muelas.
El terebinto (Pistacia terebintus)
Es uno de los árboles más antiguos y típicos de Palestina. De hecho, también se les llama algarrobos de Judea. Fue en el Valle del terebinto donde se encontraba el campamento de Saúl en lucha contra los filisteos. Allí se desarrolló la lucha entre David y Goliat (1Sam.17,2). Este árbol contiene una sustancia, llamada trementina, que es un aceite vegetal disolvente.
El sicómoro (Ficus sycomorus)
El profeta Amós, natural de Técoa, cerca de Belén, era cultivador de sicómoros. Pero éste árbol es más conocido porque a él se subió Zaqueo (me lo imagino pequeño y gordito) para poder ver a Jesús. Aquello fue el comienzo de su salvación (Am.7,14/Luc.19,4). En Jericó conservan un especial sicómoro que podría ser descendiente del de la escena bíblica.
El árbol de la Cruz
“¡Oh Cruz fiel, el más noble de todos los árboles, ningún bosque ha producido jamás otro igual en hojas, en flores, en fruto sin par...”. Himno litúrgico
* Para escribir este artículo me inspiré (y algo más) en el libro “El lenguaje de las plantas y las flores en la Biblia” de Pier Giordano Cabra. Sal Terrae,2017, y en el librito de Everest,2008, “Arboles y arbustos. Guia…”.
Publicado: 22/08/2017: 8062