Solo siete concellos esquivan la desertización demográfica.
La caída de la natalidad provoca que en Galicia se registraran el pasado año 32.394 muertes por solo 16.561 partos. En ninguna ciudad el saldo vegetativo es positivo
Parque infantil de Baños de Molgas. Brais Lorenzo
X. A. Taboada 01/08/2019
Solo siete concellos gallegos dan la espalda a la crisis demográfica. En ellos, a lo largo del pasado año se han producido más nacimientos que defunciones. Evidentemente son la excepción, pues en los restantes 306 –el 98%– ayuntamientos de la comunidad el número de fallecidos ha sido superior al de nuevas vidas. Estos datos, aportados ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE), muestran con meridiana claridad el alcance que está tomando el fenómeno conocido como desertización demográfica. Ni siquiera las siete ciudades de Galicia se escapan de esta espiral. En todas ellas, el saldo vegetativo ha sido negativo, es decir, que también ha habido más muertes que alumbramientos.
En 2018 hubo solo 16.561 nacimientos
El informe del IGE, que corrige ligeramente los datos facilitados por el INE hace más de un mes, acredita que en Galicia se registraron durante el pasado año 32.394 defunciones, 400 más que en 2017, pero que se acentuó la caída de la natalidad iniciada en 2009, alcanzando solo los 16.561 nacimientos en 2018 –un 10,2% menos que el año anterior–. Esto ha provocado que el saldo vegetativo experimente un salto cuantitativo muy importante, con una evolución del 17%. Si hace dos años la diferencia entre muertes y nacimientos era de 13.517, en 2018 alcanzó ya los 15.833.
Como destaca el IGE, hace ya nada menos 30 años que Galicia no sabe lo que es un saldo vegetativo positivo. Y tal como es la tendencia, con el doble de defunciones que de nacimientos, no parece se vaya a corregir la crisis demográfica ni en otros 30 años. De hecho, la principal propuesta de la Xunta para incrementar población es promocionado el retorno de los emigrantes gallegos. Solo así se podrá compensar el desfase existente entre fallecimientos y alumbramientos.
De esta desertización demográfica solo se han escapado siete concellos en el último año: Poio, O Porriño y Salceda de Caselas en la provincia de Pontevedra; Ames, Arteixo y Oroso en la de A Coruña; y Barbadás en la de Ourense.
En O Porriño, el saldo vegetativo positivo es de 64, mientras que en Poio es de 11 y en Salceda, de 6. Cifras casi insignificantes. En Ames es de 92, en Arteixo de 55, en Oroso de 6 y en Barbadás, de 5.
En las ciudades, en todas es negativo: 940 en A Coruña, 865 en Vigo, 638 en Ferrol, 574 en Ourense, 216 en Lugo, 189 en Santiago y 166 en Pontevedra.
El informe del IGE permite también constatar que las provincias de Ourense y Lugo apenas suman en el capítulo de la natalidad. El 79,2% de los nacimientos del año 2018 corresponden a madres con residencia en las provincias de A Coruña y Pontevedra.
Los datos de los partos según la edad de la madre reflejan el retraso en la edad a la que las mujeres gallegas tienen sus hijos. Así, en el año 2018, el 78,2% de los nacimientos en Galicia fueron de madres de 30 o más años de edad; mientras los nacimientos en ese grupo de edad representaban hace diez años el 68,2%.
Los nacimientos de madres de 40 y más años representan ya el 12,9% del total de nacimientos, frente al 4,9% del año 2008. En el año 2018, se registraron en Galicia 32.394 defunciones. El 50% de las defunciones corresponden a personas de 85 y más años.
El análisis de la distribución de las defunciones en cada uno de los sexos permite comprobar que en las mujeres las defunciones se producen a edades más avanzadas que en el caso de los hombres. No obstante, la mayor parte de las defunciones se producen en edades cada vez más tardías; el 55,5% de los hombres que fallecieron tenían 80 y más años y en el caso de las mujeres el porcentaje que pertenecía a ese grupo de edad era del 77,3%.
En el año 2018, se registraron en Galicia 8.394 matrimonios; 139 del mismo sexo. Por provincias, A Coruña y Pontevedra fueron en las que se registraron mayor número de matrimonios, 3.939 y 2.734 respectivamente, mientras que en Ourense solo se alcanzaron los 697 matrimonios en el año 2018.
En los matrimonios de diferente sexo se puede comprobar también un retraso en las edades a las que los hombres y las mujeres se casan. Así en Galicia, en el año 2018 el 78,2% de las mujeres y el 87,2% de los hombres tenían 30 y más años; hace diez años estos porcentajes se situaban en el 54,2% y en el 68,9% respectivamente