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Remo outriguer - Roma 1960: De la nada a la Gloria Olímpica.

Alberto Valtierra Martínez, Emilio García Bengoechea, José Luis Méndez García, Franco Cobas González, remeros titulares, junto con Armando González González, timonel y Modesto Chillón García, reserva.

Historia / Olimpismo

Remo outriguer - Roma 1960: De la nada a la Gloria Olímpica.

Alberto Valtierra Martínez, Emilio García Bengoechea, José Luis Méndez García, Franco Cobas González, remeros titulares, junto con Armando González González, timonel y Modesto Chillón García, reserva

Alberto Valtierra Martínez, Emilio García Bengoechea, José Luis Méndez García, Franco Cobas González, remeros titulares, junto con Armando González González, timonel y Modesto Chillón García, reserva.

Todavía hoy y con la perspectiva del tiempo, me parece imposible que aquella hazaña pudiera haberse hecho realidad. Eran otros tiempos y no fue nada fácil, alcanzar una meta imposible como los Juegos Olímpicos. Aquel equipo de remo de “cuatro con timonel” que en 1958 se empeñó en llegar a los Juegos, lo consiguió, pero gracias a tres años de trabajo ímprobo y magnífico, y fue capaz de pasar de la nada, a la gloria olímpica. Seis amigos: remeros, timonel y reserva, trabajaron como titanes en la persecución de un sueño. Eran unos iluminados que tras infinitos esfuerzos, coraje, ilusión y confianza en ganar a la utopía, consiguieron su objetivo. No fue nada sencilla la tarea. Hora a hora, día a día, mes a mes, fueron dando pasos hacia una meta imposible. Soñaron y fueron fieles al dicho “querer es poder” y con fe infinita en sus trabajos y esfuerzos, y después de tres largos y difíciles años, lo consiguieron.

En el mes de Agosto de 1960 en Roma, culminaron un hito y una imposible hazaña para la que tanto habían trabajado y tanto habían luchado: competir en los Juegos Olímpicos. Pasaron de la nada, a tocar el cielo, a ganar la gloria, llegar al universo infinito pero limitado, de los dioses hijos de Zeus. Todo comenzó en el mes de Octubre de 1958 cuando pusieron en marcha su irrenunciable ambición. En el Real Club Náutico de Vigo, al que pertenecían, no había más que un barco, un “outrigger de cuatro con timonel”, de fabricación española, de la firma Saetia, y había llegado cedido por la Federación Española un año antes. Era una modalidad que en Vigo y en Galicia no se conocía, ni se practicaba. Pero dada la gran actividad de remo en yolas que existía en el Náutico de Vigo, la Española quería que Galicia y en concreto el Náutico, se incorporara a la práctica de esta difícil disciplina olímpica. Y bien que acertó, porque unos remeros vigueses enseguida aceptaron el reto.

El equipo en los días previos a la Olimpiada de Roma

El equipo español en los días previos a la Olimpiada de Roma

La semilla germinó y en tres años creció, eclosionó y floreció. Partiendo de cero, aquellos neardentales del remo olímpico, empezaron a entrenar y a cumplir unos programas de entrenamientos, que ni conocían, ni sabían siquiera si eran positivos o negativos. No importaba. El caso era hacer kilómetros y horas sobre el barco. Eso sí lo tenían claro. Fue una preparación absolutamente empírica. Ellos se decían, hoy se hace un entrenamiento y si no sale bien, mañana se corrige. Era trabajar sobre la propia experiencia. Sin ayudas, sin entrenador, por supuesto sin ninguna propuesta económica. Incluso las zapatillas viejas y agujereadas, asomaban los dedos por la punta. Sin nada más que su ambición, lucharon contra las adversidades y poco a poco fueron creciendo en calidad técnica y suprema ensoñación, y cuando tuvieron la primera oportunidad, bien que la aprovecharon.

En el mes de Abril de 1959 se les presentó la ocasión de comprobar y calibrar su trabajo por primera vez. Una regata en Tui en la que se enfrentaron a dos equipos portugueses de alto nivel que les dieron el gran espaldarazo. Uno era el Club Náutico de Viana do Castelo, pero como rival sobresaliente estaba el S.C.Caminhense, un equipo internacional de Portugal, mundialista, pre-olímpico y con todas las bendiciones técnicas y deportivas. El Caminhense era el gran “coco” del remo ibérico y se iban a enfrentar a ellos. Con gran sorpresa ganaron aquella regata. Derrotaron al Caminhense y su victoria fue un aldabonazo crucial y definitivo en sus altas apetencias. Aquel triunfo les demostraba que estaban en el buen camino que se habían propuesto.

Si hubieran perdido aquella regata, probablemente se hubieran desvanecido sus esperanzas y ambiciones, sus alas quedarían rotas y su proyecto en agua de borrajas. Pero aquella victoria les alimentó nuevas ilusiones, nuevas metas y maravillosas sensaciones. En aquel mismo año 1959, en el Campeonato de España en el lago gerundense de Bañolas, fueron segundos, pero el equipo ya funcionaba y su derrota fue consecuencia, más que otra cosa, de su falta de experiencia en competiciones. Prueba de ello es que en el ambiente mediático del remo español se empezaba a hablar muy seriamente y con admiración de aquel equipo de Vigo que daba la sorpresa, y muy gratamente, en el Campeonato de España. Un subcampeonato que sorprendió a todos menos a ellos, que sabían que podían más ¿De donde habían salido aquellos chicos que se permitían llegar tan alto? Era la pregunta en el ambiente y en la prensa especializada.

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Al año siguiente 1960, año olímpico, y en el mismo lago de Bañolas, la eclosión fue hermosa y contundente. Ganaron el Campeonato de España, en solitario, sacándole 23 segundos al segundo y batiendo el récord del Lago de Bañolas. Su actuación demoledora, demostró, de largo, su categoría y alto nivel. Sus esencias se confirmaron como un gran equipo técnico y físico. Fijaron el mejor crono de todos los equipos españoles según la tabla italiana, y su selección olímpica no dejó lugar a dudas. Después de un mes de concentración y entrenamientos en Bañolas en los días de Julio y Agosto previos a los Juegos con la Selección Española de Remo, junto con el skiff del Club Ruber de Barcelona; el dos con timonel del Club Náutico de Sevilla y el ocho con timonel de Ur-Kirolak de San Sebastián, viajaron a Roma por carretera desde Bañolas, con los barcos sobre el autobús. Disfrutaron de un viaje afortunado. Durante tres días fueron conociendo la Costa Azul francesa, Cannes, Niza, Mónaco y luego la Riviera Italiana, Ventimiglia, Bordighera, San Remo, Imperiaa, Alassio.

En Roma, la experiencia fue increíble y no paraban de admirar con ojos de niño pequeño, nuevas impresiones y vivencias cada día. Audiencia en la plaza del Vaticano del Papa Juan XXIII; las emociones de convivir con atletas de todo el mundo en la Villa Olímpica; conocer a personajes ilustres de la vida social, deportiva, cultural y política del mundo, que acudieron a Roma como turistas, Grace Kelly, Princesa de Mónaco que estuvo con nosotros en el Lago Albano donde se celebraron las pruebas de remo, Bing Crosby, Elisabeth Taylor, el Sha de Persia, el todavía Príncipe Juan Carlos y su padre D. Juan de Borbón, la Princesa Sofía de Grecia que formaba parte del equipo griego y participó en las pruebas de vela, donde su hermano Constantino fue campeón olímpico. O conocer a grandes dioses del deporte mundial como Abebe Bikila, Wilma Rudolph, Armin Hary, Cassius Clay, antes de ser Muhamad Ali, Rafer Johnson, Viatcheslav Ivanov, Herb Elliot, Ingrid Kramer, Dawn Fraser, los hermanos Konrad y tantos y tantos otros. Allí, en la Villa Olímpica, estábamos todos y era normal cruzarnos cada día con unos cuantos de estos admirados deportistas. Se nos hacía difícil creerlo, pero allí estábamos todos conviviendo como amigos.

Pocas veces un club al completo ha representado a un pais entero. El Real Club Náutico de Vigo lo logró cuando muy pocos lograban la gloria olímpica.

Pocas veces un club al completo ha representado a un pais entero. El Real Club Náutico de Vigo lo logró cuando muy pocos lograban la gloria olímpica.

Estar y competir en unos Juegos Olímpicos fue una experiencia única y dejó profunda huella en nuestros recuerdos y en nuestros corazones. Alberto Valtierra Martínez, Emilio García Bengoechea, José Luis Méndez García, Franco Cobas González, remeros titulares, junto con Armando González González, timonel y Modesto Chillón García, reserva, fuimos unos amigos felices y encantados de haber remado en una mágica brisa olímpica en el Lago Albano, a 25 kmtrs. al sur de Roma, enfrentándonos a todos los países del mundo, en representación de España y con el escudo del Comité Olímpico Español en el pecho. No conquistamos medallas, pero tampoco podíamos aspirar a ellas. Fuimos décimo quintos entre 31 países y conseguir más que eso, hubiera sido un milagro. Pero para nosotros, estar allí y competir en la palestra olímpica, fue una recompensa inmensa a nuestro trabajo de tres años en dura lucha con nuestro esfuerzo, trabajo, convicción, ilusión, ambición y confianza en hacer realidad la utopía, como así fue. Esta hazaña dejó huella en nosotros y significa un hito glorioso en nuestras vidas.

En tres sufridos años conseguimos pasar “de la nada, a la gloria olímpica.”

Franco Cobas González (Olímpico en Roma 1960)

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