As Oiras cuenta con un ejemplo de ganadería autóctona y viable.
Xavier Lombardero – EL PROGRESO - 29 junio 2020 13:01 h.
A Mariña O valadouro ganadería
Expósito, con sus hijas Sonia y Lidia, en su explotación. JOSÉ Mª ÁLVEZ
Sus corderos centran las jornadas culinarias del Pazo de Tovar pero Expósito cría otras razas autóctonas de cabras, vacas y can de palleiro.
Otro mundo es posible en nuestros lugares de siempre. Y para muestra la ganadería de Antonio Expósito Díaz en As Oiras, O Valadouro, que también podría ser considerado un pequeño zoológico autóctono, con ovejas, perros y cabras del país, criadas en Explotacións Gandeiras Soli, fundada en 2007. Soli hace honor a las chicas de la casa, Sonia y Lidia, otra costumbre patria de bautizar los negocios.
Este es multifuncional e integrado. La base es una granja de conejos con 500 madres que surte a un matadero de Celanova con una raza híbrida industrial y el resto del ganado es un complemento muy útil y reconocido: "Algúns concellos teñen brigadas de extinción de incendios; eu críoas principalmente para limpar, para que non me chegue o monte á casa"».
Aún así, las 70 madres de pura raza galega tienen a estas alturas 20 crías que, si todo discurriese como otros años, deleitarían los paladares en el restaurante del Pazo de Tovar, en Lourenzá, donde los cocinan con primor en un horno de siempre. "Sempre fan unhas xornadas, a ver se despois disto da pandemia, abren xa en xuño", dice Expósito, quien reconoce que como allí no lo cocina ni él en casa. "Teño matado algún cordeiro deses para min pero nese forno téñenlle man", asegura.
Pero en la explotación de los montes valadoureses hay mucho más. Entre los perros que cuidan el ganado sobresale un ejemplar de raza montaña de los Pirineos. Y dos perras de la raza autóctona can de palleiro con muchos cachorros repartidos por el mundo: "Teño sacado máis de cen cans de palleiro que están por toda Galicia e algúns foron para Madrid ou Escocia", dice Antonio.
Los suyo es auténtica vocación por las razas autóctonas y quizás le venga de sus abuelos, que ya criaban las ovejas del país. Después con los cruces se fueron perdiendo pero este valadourés ha vuelto a recuperar la raza a partir de unas pocas que quedaran en casa y desde hace tiempo recría todas las hembras. Junto con un burro "que vive coma un rei" mantienen a raya toda la floresta del entorno. También se ayuda de cinco cabras autóctonas gallegas y un macho, junto con un poni...
En la granja también hay cinco vacas de raza cachena que aportan otra de las exquisiteces cárnicas más buscadas en este rincón. "Adáptanse moi ben a esta zona pero con estas crío para particulares porque a carne non é moita, poden dar entre 120 e 140 quilos cada xato pero o sabor é incomparable, non ten nada que ver con outras 'terneras'".
Es una forma de vivir del lado de la naturaleza y la calidad de los productos, ahora que tanto se habla de la sostenibilidad agroganadera y forestal. Porque Expósito también tiene un vivero de eucaliptos (incluyendo la variedad 'peluda') y pinos.